Susana había sufrido un paro respiratorio, los médicos de urgencias se volcaron en la pequeña, la frágil y dulce niña de tan solo seis meses de vida. La sala se hizo pequeña por el tumulto de los médicos, se movían con rapidez haciendo masaje cardíaco, entubando con delicadeza y proporcionando respiración asistida... los segundos eran vitales, el corazón no reaccionaba, seguía en trance, sin latir, una muñequita en profundos sueños...
¡Un minuto!. ¡Mierda!. ¡Vamos chicos, que se nos va...!
Un minuto y medio...
Vamos, vamos pequeña...
Un minuto cuarenta segundos...
¡Responde, respira...!
El sonoro pitido continuo dejó de escucharse. En la pantalla desapareció la línea continua dejando a su paso suaves picos, la línea divulgaba por la pantalla tenuemente de arriba abajo, formando diminutas montañas; en la parte superior derecha ya se podían observar en números el latido. El temido cero había quedado atrás.
Está recuperándose... vuelve con nosotros preciosa...
La discordancia de todo aquello, fueron las secuelas que transpuso el paro; lo que la produjo un profundo retardo del psicomotor, dañando así su cerebro en un 80%.
Uno de los daños producidos fue en la percepción del habla, por lo que a la edad de 21 años lo más que puede emitir son sonidos. Camina y corre y comprende las cosas hasta cierto punto...
He convivido con mi hermana siempre en el más puro silencio, en un mundo sin palabras, pero con una comunicación increíble fruto de nuestro amor...
Por eso desde aquí quiero Felicitar a mi hermana en su ANIVERSARIO, aunque en esta tarde de septiembre vaya después hacerlo en persona y en nuestro silencio más íntimo...
Te quiero.
viernes, 2 de junio de 2006
recóndito silencio...
Una felicitación desde lo más alto de un recóndito silencio...
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